Wara Vargas Lara

Durante la dictadura en Bolivia, los miembros del partido comunista eran recluidos en lugares clandestinos, donde eran torturados por paramilitares Bolivianos y Argentinos, que eran parte del Plan Cóndor. El Plan Cóndor, fue un plan de inteligencia coordinado por las dictaduras militares de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, junto a la CIA de Estados Unidos. Estas Paredes son un pequeño testimonio de la dictadura en América Latina. ©Wara Vargas Lara, from the series, Paredes que hablan.

May’s featured photographer is Wara Vargas Lara

Wara Vargas Lara is a Bolivian photographer based in La Paz. She studied Communications Sciences and Majored in Press Photography at the José Martí International Journalism Institute in Cuba. For the last 15 years Wara has worked as a photojournalist for various media outlets in Bolivia. She has exhibited in her homeland and taken place in a number of collective shows in Germany, New York, Colombia, Brazil, and Argentina.

She has received nominations and awards such as; second place in the photojournalism category of the Latin American Prize in Photography (2012); Honorable Mention at the POY Latam – individual news (2013); solo exhibition at the Photography Center of Montevideo in Uruguay (2015). During 2017, she took part in a couple of exhibitions at Photo Patagonia in Argentina, and in the Revela-T Festival of Analog Photography. Most recently, she exhibited at the San José Foto Festival, San Jose, Uruguay (2018).

Paredes que hablan (Walls that speak)

The subsoils of the Ministry of Government keep a part of our history in silence.

“They are taking us to the government ministry!” Were the last words that Teresa Subieta who could shout as they climbed her into a van with a companion. It was the year 1976 when Teresa, the student leader of her faculty, fought with her companions for the human rights of peasants and workers. “Confess who your bosses are!” Explains Teresa who shouted at her, while suffering electric torture in her breasts. On August 22, 2011, the Museum of Historical Memory was inaugurated in the basement of the Ministry of Government. The first visitors were the victims of political violence, who with tearful eyes walked for the first time in freedom through its narrow passageways.

Nobody commented only watched horrified the inscriptions made with blood or stones on the walls. Names, dates, calendars, bloodstains were made in the governments of Barrientos and Banzer.

“They hung us from the ceiling and threw us urine” says Julio Llanos, who at that time was a union leader of Colquiri. His hand that lacks a finger is a survivor from these subsoils. The so-called closet, spaces of one square meter, were the places where the prisoners were tied up and tortured. “We could hear screams, but we had no contact with the other prisoners” Julio explains. One year after the inauguration of this Museum, only those of us who attended that day were able to visit it. Because later it was never open to the public again.

“I felt dying, each interrogation meant torture and rape, but I was hopeful that someone would worry about finding out where I was …” its the testimony of Victoria Lopez. Like herself, thousands of people felt dying and some died in these torture cells.

Este lugar era llamado “ropero”, espacios de un metro cuadrado donde los presos amarrados eran torturados. ©Wara Vargas Lara, de la series, Paredes que hablan.
Encontré esta libreta tirada entre la basura en mi primer ingreso al sitio. Si sólo el hecho de ver las paredes transmitía una sensación muy fuerte, el hallazgo me dejó sin aliento. ©Wara Vargas Lara, de la series, Paredes que hablan.
Teresa Subieta ingresa por primera vez en libertad a los sótanos donde fue torturada durante la dictadura de Banzer. La sigo y la registro con la cámara, pero estoy segura que la imagen no puede reflejar todo el sufrimiento que aún le causan los recuerdos de hace 4 décadas. ©Wara Vargas Lara, de la series, Paredes que hablan.
Paredes con mucha información, los detenidos sólo tenían esto para contar lo que estaba pasando, por si no salían vivos. ©Wara Vargas Lara, de la series, Paredes que hablan.
“Cuando duermo, entre sueños, vuelvo a los sótanos y siento morir una y otra vez”, comenta Julio Llanos, hoy delegado del grupo de víctimas de la dictadura. ©Wara Vargas Lara, de la series, Paredes que hablan.
El tiempo se detenía y la única forma de llevar la cuenta era así. El registro sólo paraba cuando el detenido era liberado o cuando moría, luego de varias sesiones de tortura o simplemente una ejecución. ©Wara Vargas Lara, de la series, Paredes que hablan.
Zenón Acarapi fue detenido el 21 de agosto de 1971 y terminó en estas celdas que la dictadura había adaptado. Cayó herido durante una de las balaceras con las que militares y paramilitares tomaron el poder por asalto. ©Wara Vargas Lara, de la series, Paredes que hablan.
“Entre los pasadizos y cuartos oscuros, sólo se escuchaban llantos y gritos. Nadie podía verse y mucho menos ayudarse”. Testimonio de Julio Llanos. ©Wara Vargas Lara, de la series, Paredes que hablan.

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La fotógrafa del mes de Mayo es Wara Vargas Lara

Wara Vargas Lara es una fotógrafa boliviana radicada en La Paz. Estudió Comunicación Social y se especializó en Fotografía de Prensa en el Instituto de Periodismo Internacional José Martí en Cuba. Durante los últimos 15 años, Wara ha trabajado como fotoperiodista para varios medios de comunicación en Bolivia. Asimismo, ha expuesto en Bolivia, y además, ha tomado lugar en varias muestras colectivas en Alemania, Nueva York, Colombia, Brasil y Argentina.

Wara ha sido nominada y premiada en diferentes ocasiones tales como; segundo lugar en la categoría de fotoperiodismo del Premio Latinoamericano de Fotografía (2012); Mención de Honor en el POY Latam – noticias individuales (2013); exposición individual en el Centro de Fotografía de Montevideo en Uruguay (2015). Además, durante el 2017, participa en un par de exposiciones en Photo Patagonia en Argentina y en el Festival Revela-T de Fotografía Analógica. Recientemente, expuso en el Festival San José Foto, San José, Uruguay. 2018

Paredes que hablan

Los subsuelos del Ministerio de Gobierno guardan en silencio una parte de nuestra historia.

“!Nos están llevando al ministerio de gobierno¡” fueron las últimas palabras que pudo gritar Teresa Subieta mientras la subían a una camioneta junto a un compañero. Era el año 1976 cuando Teresa dirigente estudiantil de su facultad luchaba junto a sus compañeros por los derechos humanos de los campesinos y obreros. “!Confesa quiénes son tus jefes¡” explica Teresa que le gritaban, mientras sufría tortura eléctrica en sus senos. El 22 de agosto del 2011, se inaugura en los subsuelos del Ministerio de Gobierno el llamado Museo de la Memoria Histórica. Los primeros visitantes eran las víctimas de violencia política, que con los ojos llorosos caminaban por primera vez en libertad por sus estrechos pasadizos.

Nadie comentaba solo observábamos horrorizados las inscripciones hechas con sangre o caladas con piedra en las paredes. Nombres, fechas, calendarios, manchas de sangre fueron hechas en los gobiernos deBarrientos y Banzer.

“Nos colgaban del techo y nos echaban orín” cuenta Julio Llanos quien en esa época era dirigente sindical de Colquiri. Su mano a la que le falta un dedo es un testimonio de su estadía en estos subsuelos. Los llamados roperos, espacios de un metro cuadrado, eran los lugares donde amarrados los presos eran torturados. “Podíamos escuchar gritos, pero no teníamos contacto con los otros presos” explica Julio. A un año de la inauguración de este Museo solo los que asistimos ese día pudimos visitarlo. Porque después nunca más estuvo abierto al público.

“Yo sentí morir, cada interrogatorio significaba una tortura y una violación, pero tenía esperanza que alguien se preocupara por averiguar dónde estaba…”
es el testimonio de Victoria Lopez. Como ella miles de personas sintieron morir y algunas murieron en estas celdas de tortura.

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